Número de visitantes

martes, 17 de diciembre de 2013

MECANOGRAFÍA Y TÉCNICA MECANOGRÁFICA




En España, a comienzos del siglo XX, un nuevo invento, la máquina de escribir, revolucionó el trabajo administrativo e inundó todos los despachos y oficinas con un repiqueteo inconfundible, hoy ya olvidado. La máquina de escribir, o mecanógrafo, como entonces se denominó, era operada por un mecanografista cuyos conocimientos para obtener verdadero rendimiento con esta nueva herramienta eran muy rudimentarios, ya que la mecanografía de entonces, el arte de escribir a máquina, era prácticamente inexistente.



Poco a poco aquellos primeros mecanografistas fueron dominando las máquinas de escribir y el rendimiento obtenido, traducido en velocidad y perfección, fue continuamente en aumento.En España los métodos mecanográficos más difundidos han sido aquellos denominados de guía fija, es decir, basados en mantener los dedos en una determina fila (en algunos casos incluso en unas determinadas teclas, generalmente la a para la mano izquierda y la ñ para la mano derecha), de manera que tomando como referencia esa fila (generalmente la central, asdfg hjklñ), el mecanógrafo era capaz de desplazarse por el teclado sin cometer errores debido a que con unos ejercicios específicos era capaz de tomar las distancias de esa fila guía respecto del resto del teclado.

Un ejemplo de esta metodología lo constituye el archiconocido método Caballero, o los métodos que normalmente circulan por internet.


Frente a ellos, otra concepción mecanográfica es aquella que considera una guía móvil, es decir, que no hay que tomar como referencia una determinada tecla o fila, sino que esa referencia puede ser cualquier tecla (método seguido mayoritariamente en los campeonatos mundiales de mecanografía, como por el señor Liébana o la señora Margarita B. Owen, campeona mundial de mecanografía a comienzos del siglo XX).

No es este el foro adecuado para analizar a fondo una u otra concepción mecanográfica, pero sí conviene recordar, sobre todo a aquellos que estén preparando oposiciones con exigencias mecanográficas, que esta técnica no se domina únicamente con práctica, como se suele leer frecuentemente en los foros.



La mecanografía es básicamente técnica, y para dominarla es conveniente fijarse en los siguientes aspectos: posición ante el teclado, digitación, método (que debe llevar al automatismo y la anticipación), entrenamiento adecuado (no solo práctica), análisis de errores y, para quienes se someten a exámenes mecanográficos, técnicas de concentración.



Por ejemplo, las Cortes Generales acaban de convocar veintidós plazas para el Cuerpo Administrativo. En las bases de esta convocatoria se exige una prueba mecanográfica que consiste en copiar durante quince minutos un texto a una velocidad mínima neta de 280 pulsaciones por minuto. En principio puede parecer una velocidad al alcance de cualquiera, como insisto que puede leerse en los foros, pero una reflexión acerca de esta cuestión demostrará que esta percepción es equívoca y puede llevar al fracaso a gran parte de los opositores.


Como bien dice la convocatoria, se exigen 280 pulsaciones netas. Ahora bien, ¿qué porcentaje de errores permite el tribunal? ¿Cuántas pulsaciones de penalización tiene cada error? Solo conociendo estos datos la cifra de 280 pulsaciones netas tiene verdadero valor. Pongamos un ejemplo. Un opositor que mecanografía a 350 pulsaciones por minuto obtendrá en 15 minutos 5250 pulsaciones brutas (15 x 350). Si el tribunal solo permite un 1% de errores (1% sobre 5250 = 52.5 faltas) y penaliza con 20 pulsaciones por error (penalización total de 1050 pulsaciones, es decir, 52,5 x 20), obtendría 4200 pulsaciones netas (5250 - 1050), que entre quince minutos de prueba constituyen las 280 pulsaciones netas, es decir, el mínimo exigido por el tribunal.


Ahora bien, ¿acaso el opositor conoce estas previsiones de un 1% máximo de errores o 20 pulsaciones de penalización por error? Lamentablemente no. El opositor está en manos del tribunal, que será el que decida, primero, cuántas personas a priori van a aprobar la prueba mecanográfica, y posteriormente adaptará el baremos de corrección a ese número. En consecuencia, ¿de qué vale ese dato de 280 pulsaciones netas?


La conclusión es evidente: el opositor deberá buscar la excelencia, no limitarse a esa cifra hipotética de 280 pulsaciones netas, sino buscar, como mínimo, 400 pulsaciones brutas por minuto y no más de un 0,5% de errores (30 errores como máximo).

Es fácil que a esta oposición se presenten entre tres mil y cuatro mil personas, y entre ellas habrá mecanógrafos malos, regulares, buenos y muy buenos. El que únicamente se limite a practicar tendrá que enfrentarse inevitablemente a algunos que no solo practican, sino que tienen método, profesor, análisis de errores, buena posición ante el teclado, perfecta digitación, es decir, se pondrá de manifiesto una vez más lo que implica preparar bien o mal una oposición.

campeonato mundial mecanografía Praga 1963

Mi objetivo haciendo esos comentarios es único: poner de manifiesto que la mecanografía va más allá de la simple práctica con cualquier método, como se ha considerado durante muchísimos años. Buena prueba de ello son los campeonatos mundiales (www.intersteno.org), donde mecanografiar a 500, 600, 700 u 800 pulsaciones netas por minuto durante media hora es lo común, y eso no se consigue solo practicando.

lunes, 21 de octubre de 2013

ADIÓS, TAQUIGRAFÍA, ADIÓS.

Calle Marqués de Cubas, Madrid

En 1802, por obra y gracia de don Francisco de Paula Martí, comenzaron las clases de taquigrafía en España, concretamente en la entonces denominada calle de El turco (hoy Marqués de Cubas), en Madrid. Desde entonces esta técnica ha prestado unos servicios impres-cindibles para, gracias a los Diarios de Sesiones parla-mentarios, conocer la historia política, social, económica y parlamentaria de España.



En principio estas clases contaron con el apoyo del Gobierno y poco a poco fueron abriéndose cátedras y academias taquigráficas en toda España. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XIX, como consecuencia de una reforma educativa, la taquigrafía dejó de enseñarse en centros públicos, siendo la iniciativa privada la única interesada en mantener esta especialidad. 

Los taquígrafos de estos últimos doscientos años lucharon enconadamente por mantener la enseñanza estenográfica, materia que, por otra parte, siempre estuvo en entredicho ante inventos como el grabador de voz, la estenotipia, la televisión o el vídeo. Sin embargo, a pesar de este continuo que viene el lobo, la taquigrafía, aunque cada vez en ámbitos más reducidos, seguía manteniendo su vigencia tanto por ser enseñada en formación profesional como por ser exigida en las oposiciones a los cuerpos administrativos del Estado y, sobre todo, en los cuerpos de taquígrafos de diversos ayuntamientos, comunidades autónomas y de las Cortes Generales.
Signos taquígrafos en la Federación
Mecanográfica y Taquigráfica Española

En la actualidad son mínimas las instituciones públicas que exigen el conocimiento taquigráfico a sus funcionarios, como las Cortes Generales, que sí seguían manteniéndola para su Cuerpo Administrativo y su Cuerpo de Redactores Taquígrafos y Estenotipistas.

De lo expuesto anteriormente es fácil deducir que los centros de formación, siempre privados, también eran muy escasos, destacando entre ellos la Federación Mecanográfica y Taquigráfica Española, situada en la calle Hermosilla de Madrid.


Lamentablemente, el lunes día 23 de septiembre de 2013, las Mesas conjuntas de las Cortes Generales decidieron suprimir la taquigrafía para el acceso al Cuerpo Administrativo, lo que supone de hecho, y siempre desde mi punto de vista, la desaparición de esta técnica bicentenaria, simplemente porque nadie querrá aprenderla (¿para qué?) y, por lo tanto, nadie querrá enseñarla.





Lo triste de esta decisión no es tanto la supresión de la taquigrafía (las Mesas son soberanas para hacerlo, por supuesto), sino la absoluta falta de sensibilidad para quienes llevan dos y tres años preparándose en taquigrafía, gastando tiempo y dinero para conseguir un puesto como funcionario del Cuerpo Administrativo de las Cortes Generales. Considero, con todos mis respetos hacia las Mesas, que esta decisión podría haberse comunicado de antemano y hace tiempo a esos opositores.


Insisto en que no entro a valorar la pertinencia o no de la decisión, y para ello me remito a un artículo de este mismo blog sobre la importancia actual de la taquigrafía. Únicamente quiero poner de manifiesto mi tristeza por la desaparición, justa o no, de una técnica tan bonita, tan antigua y que tanto nos ha ayudado a comprender el pasado. 

Notas tironianas. Origen de la taquigrafía.
Taquígrafos en el Senado.










¿Qué ocurrirá ahora con los taquígrafos parlamentarios? Interesante debate, aunque imagino que será el propio Cuerpo el más interesado en aclarar esta situación y velar por su futuro. ¿Dejaremos de ver en el Congreso de los Diputados y en el Senado a los tradicionales taquígrafos y estenotipistas?

Al finalizar el siglo XIX uno de los taquígrafos más importantes de España, don Luis Ricardo Cortés, dejó escrito al siglo XX, que estaba a punto de empezar: "Quiero que cuando tú cedas el puesto al otro siglo, el XXI, los iberoamericanos solo empleen como medio para comunicarse por escrito la estenografía."

Signos taquigráficos
A la vista está que su vaticinio no solo no se cumplió, sino que está a punto de ocurrir todo lo contrario, la absoluta desaparición de la taquigrafía. A pesar de todo, creo que es de justicia el reconocimiento a don Francisco de Paula Martí por inventar algo tan útil y maravilloso, así como a todos los que de una u otra forma se relacionaron con la taquigrafía y pudieron comprobar su importancia.

Gracias, y adiós, taquigrafía, adiós


miércoles, 10 de julio de 2013

PARTICIPAR EN UN CAMPEONATO MUNDIAL DE MECANOGRAFÍA

Praga 2007. Exhibición con varios campeones mundiales de mecanografía
Entre la multitud de actividades que una persona puede elegir para competir, la mecanografía constituye, sin duda, una de las más originales, excitantes, curiosas, espectaculares y, sobre todo, desconocidas. El próximo domingo, 13 de julio, tendrá lugar en Gante (Bélgica) el 49º Congreso de Intersteno (www.intersteno.org), entre cuyas actividades se incluye la celebración del campeonato mundial de mecanografía.

Consiste esta competición en mecanografiar durante treinta minutos un texto desconocido facilitado por la organización, a una velocidad mínima de 360 pulsaciones por minuto, con un porcentaje de errores no superior al 0,25 y con una penalización por error de cien pulsaciones.


Campeonato mundial de mecanografía, Praga, 1963
¿Alguien que no lo haya visto nunca puede imaginar lo que supone reunir en una sala a más de 200 mecanógrafos escribiendo a 500, 600, 700 e incluso a 800 pulsaciones por minuto? Puedo asegurar que es un evento realmente espectacular. Pero vayamos al origen.

A Christopher Latham Sholes se le atribuye la invención de la máquina de escribir


Alberto Tangora, un mecanógrafo excepcional

Con la invención de la máquina de escribir, allá por el siglo XVIII, el ser humano descubrió una nueva posibilidad de competir para demostrar quién era más veloz y más perfecto. A principios del siglo XX, la celebración de numerosos certámenes nacionales e internacionales permitió que fantásticos mecanógrafos, como Alberto Tangora, Lottie Betts o Margarita B. Owen, demostraran su habilidad ante la máquina de escribir y pusieran de manifiesto que el rendimiento máximo de esta herramienta era prácticamente ilimitado.



En 1955 la Federación Internacional de Mecanografía y Taquigrafía (Intersteno) organizó en Mónaco un campeonato mundial de mecanografía en el que participó don Ángel Liébana, único representante español. Quedó clasificado en octavo lugar, con 510 pulsaciones netas por minuto. Desde ese año, y de forma ininterrumpida hasta 1975, don Ángel Liébana continuó participando en los mundiales, obteniendo el campeonato del mundo en máquina mecánica en Praga, en 1963. Varias veces campeón de España, en 1953 fijó un récord de velocidad mecanográfica con 817 pulsaciones por minuto.

A don Ángel Liébana y a su hijo, don Jaime Liébana, les debo mi participación en los campeonatos mundiales de mecanografía entre 1989 y 2003. En 1988, siendo ya, según ingenuamente creía, un experto mecanógrafo, contacté con la Federación Mecanográfica Española, a cuyo frente se encontraba don Ángel Liébana. Mi primera experiencia en la Federación fue una auténtica cura de humildad que no olvidaré jamás. Me hicieron una prueba en la que conseguí más de 400 pulsaciones por minuto y, satisfecho con ella, creí que poco me podrían enseñar. Pero mi sorpresa fue mayúscula cuando don Ángel Liébana se limitó a decirme que era un mecanógrafo con posibilidades pero muy limitado. Sin conocer previamente su currículum, simplemente pensé que se había equivocado conmigo y que me estaba infravalorando (tal era mi ignorancia y, por qué no decirlo, mi arrogancia). Ante mi sorpresa, se sentó ante la máquina de escribir y, a una velocidad increíble, me fue señalando todos mis errores: colocación de manos, digitación, independencia dactilar... Me habló de método, de técnica, de automatismo, de guía móvil en lugar de fija, de ir de la velocidad a la perfección y nunca a la inversa; en fin, me mostró el camino, me invitó a seguirlo, y mi único mérito fue recorrerlo.

D. Ángel Liébana, campeón mundial de mecanografía

Así, con toda la ilusión del mundo, participé en el campeonato mundial de mecanografía de 1989, celebrado en Dresde (Alemania). Entonces se celebraban dos pruebas, una de de velocidad, de treinta minutos de duración y una penalización de cien pulsaciones por error, y otra de perfección, de diez minutos de duración y quinientas pulsaciones de penalización por error. Quedé clasificado en octavo lugar, curiosamente la misma posición que ocupó mi profesor, don Ángel Liébana, en su primera participación en un campeonato mundial.

Las pruebas del certamen tuvieron lugar en una sala enorme, maravillosa, donde más de doscientos mecanógrafos solo buscábamos un objetivo: ser los más rápidos y perfectos. La expectación era mayúscula. Antes de comenzar, en los minutos de calentamiento, el público asistente nos rodeaba y, respetando nuestra concentración, observaba nuestros movimientos mientras el repiqueteo de las máquinas iba en aumento. A una señal del tribunal el público ocupó las gradas y entonces se hizo el silencio más absoluto. En ese momento tomé conciencia de a qué me iba a enfrentar: nervios, tensión, concentración, técnica y, por encima de todo, demostrar que mi preparación había sido adecuada.

Tras unos minutos eternos, el presidente del Tribunal, para dar comienzo a la prueba, hizo sonar su silbato y el estruendo en la sala fue mayúsculo. Tras media hora de tensión absoluta, por fin el presidente dio por finalizada la prueba y los espectadores prorrumpieron en un aplauso más atronador incluso que el ruido ocasionado por las máquinas de escribir. Mis sensaciones fueron buenas, aunque fui consciente de que aún tenía un largo camino por recorrer y muchas experiencias que acumular. 

Campeonato mundial de Roma, 2003
Desde entonces, desde 1989, mi presencia en los campeonatos fue constante: en Bruselas, 1991; en Estambul, 1993; en Amsterdam, 1995, en Laussane, 1998; en Hannover, 2001; y finalmente en Roma, 2003, donde obtuve el subcampeonato mundial con 823 pulsaciones por minuto y un 0,024% de errores.

Ya retirado de la competición, solo puedo afirmar que la experiencia ha sido maravillosa. Empecé compitiendo con máquinas mecánicas (concretamente con una Underwood fabricada en los años cuarenta); posteriormente pasé a una máquina electrónica IBM; y finalmente competí con ordenador.

Logotipo de Intersteno

La preparación, como es lógico suponer, implica una entrega absoluta. Aunque en otra entrada me referiré concretamente a este concepto, puedo anticipar que seis meses antes de la prueba dedicaba entre cuatro y seis horas diarias a la práctica mecanográfica y al estudio de los errores, con ejercicios específicos que potenciaban tanto la velocidad como la perfección. Asimismo, dediqué mucho tiempo a cómo enfrentarme a un estado de tensión absoluta sin que por ello disminuyera mi rendimiento, factor que a muchos competidores les hizo obtener resultados muy por debajo de sus posibilidades.



Como resumen puedo afirmar que la mecanografía es una gran desconocida en España y que el rendimiento que hoy se obtiene de un teclado de ordenador (como ya expuse en otra entrada, mecanografía y ordenador son perfectamente compatibles) es muy limitado. La concentración, la tensión, la adrenalina por todo tu cuerpo, el nerviosismo, la responsabilidad de representar a tu país y las ganas de demostrar que tu entrenamiento ha merecido la pena son una constante en toda competición internacional, pero puedo asegurar que en los certámenes mecanográficos estas situaciones se viven muy, muy intensamente. 

Como expuse al principio, el próximo domingo día 13 se celebrará una nueva competición mundial y España, lamentablemente, no tendrá representación. No obstante, quiero expresar mi más sincero reconocimiento por la valentía que demuestran todos aquellos que se atreven a competir en una disciplina tan difícil como esta y cuya preparación exige tan duro entrenamiento.

jueves, 13 de junio de 2013

¿QUÉ IMPORTANCIA TIENE ACTUALMENTE LA ESTENOTIPIA?

Estenotipia Grandjean
En mis dos anteriores artículos reflexioné sobre la importancia actual de la mecanografía y la taquigrafía, y quizá transmití una visión un tanto pesimista, posiblemente por la escasa atención que las administraciones educativas españolas prestan a estas materias. En el caso de la estenotipia espero ser algo más optimista, aunque la administración también da la espalda a esta formación.

En España la estenotipia tiene una doble vertiente: mecánica o tradicional e informatizada. En el primer caso, el de la estenotipia mecánica o tradicional, la situación es similar a la taquigrafía, es decir, prácticamente ha desaparecido, a pesar de la importante labor que desarrolla la asociación de estenotipistas, radicada en Madrid.



Estenotipia Stenograph
En cuanto a la estenotipia informatizada, la situación es completamente distinta y, desde mi punto de vista, más esperanzadora. En primer lugar, a la labor de la asociación de estenotipistas, cuya enseñanza se basa en el sistema Grandjean, se une la destacadísima actuación que en este ámbito desempeña la empresa Stenotype España, sistema Melani (www.stenotype-es.com).



Para que la estenotipia informatizada sea realmente válida tiene que ofrecer traducción en tiempo real, es decir, que a medida que un discurso se desarrolla, el estenotipista tiene que ser capaz de ofrecer por escrito y simultáneamente lo que está escuchando. Si esta premisa no se cumple este sistema, desde mi punto de vista, no estará dando respuesta cabal para aquello para lo que fue realmente diseñado.


Hemiciclo Congreso Diputados
En la actualidad, son muchas las demandas profesionales a las que este sistema de estenotipia informatizada puede dar respuesta: subtitulado de programas de televisión, en directo y en diferido; arbitrajes, juicios o consejos de administración; debates parlamentarios o de otra naturaleza; es decir, el estenotipista informatizado, a diferencia del taquígrafo o del estenotipista con sistema mecánico o manual, sí tiene más posibilidades para labrarse una carrera profesional y acceder a puestos de trabajo cualificados y, en principio, bien remunerados.


Hemiciclo Senado
No obstante, conviene hacer algunas matizaciones sobre esta especialidad. Como ha quedado apuntado, el estenotipista debe ofrecer simultaneidad, y esto no es tarea fácil, ni con el sistema Grandjean ni con el sistema Melani. El alumno que empieza debe saber que tiene, como mínimo y por término medio, tres años por delante de preparación, y no todos conseguirán el objetivo, aunque tengan el mejor método, el mejor profesor, el mejor entrenamiento y la mejor predisposición. Lamentablemente, para saber si alguien está capacitado para alcanzar altas velocidades de discurso no le quedará más remedio que empezar a entrenar, y su progresión, junto con la opinión de su profesor, nos dirán si finalmente alcanzará el objetivo o no. Es preciso señalar que debemos dominar una máquina, la de estenotipia, y para ello se requiere agilidad mental, automatismo, independencia dactilar y coordinación, entre otros requisitos.

Al margen de la formación en estenotipia propiamente dicha, el estenotipista, como el taquígrafo, deberá poseer un gran dominio del lenguaje y una amplia cultura. No hay que olvidar que hablamos de traducción en tiempo real, por lo que no hay margen para la corrección. Esto significa que al mismo tiempo que el estenotipista escucha y teclea, el sistema informatizado traduce, por lo que el acierto o desacierto quedará a la vista de todos. No obstante, en algunos trabajos en los que la simultaneidad no sea imprescindible, el estenotipista informatizado puede hacer la toma y corregir posteriormente sus posibles errores. 



Estenotipia informatizada
¿Y si el estenotipista no tiene velocidad suficiente para ofrecer, con su sistema informatizado, el cien por cien de lo escuchado? Entonces deberá, sobre la marcha, abreviar, captar el sentido y transcribir la esencia del discurso, pero entonces no servirá para ser estenotipista parlamentario, donde necesariamente tendrá que ofrecer los debates íntegramente.



La conclusión es que de las tres técnicas analizadas, mecanografía, taquigrafía y estenotipia, solo esta última, en su versión informatizada, puede ofrecer un futuro esperanzador, al margen de la competencia que puedan suponer los programas de reconocimiento de voz, como Dragon, aunque considero que hoy por hoy están lejos de ser competencia para un buen estenotipista informatizado. Por este motivo, y dada la situación económica y laboral existente en España, considero que la formación en estenotipia informatizada puede ser una buena opción para quienes deseen encontrar un buen puesto de trabajo.

miércoles, 5 de junio de 2013

¿QUÉ IMPORTANCIA TIENE ACTUALMENTE LA TAQUIGRAFÍA?


Si a los jóvenes se les preguntara actualmente por el significado de la palabra taquigrafía, seguro que muchos no sabrían qué responder. Y aquellos que sí lo supieran, como he podido comprobar, inmediatamente dirían que es algo antiguo, obsoleto y que ya no vale para nada. Y creo honestamente que en parte tienen razón, aunque habría que explicarles que el concepto taquigráfico va más allá del mero registro de la palabra a la velocidad con que se pronuncia.



Es cierto que las nuevas tecnologías permiten registrar la voz con gran fiabilidad y que, desde este punto de vista, la figura del taquígrafo queda relegada a un segundo plano. No obstante, la profesión taquigráfica debe atender a aspectos infinitamente más importantes que el seguimiento de un discurso. Centrémonos, por ejemplo, en la labor que desempeñan los taquígrafos de las Cortes Generales. Su objetivo fundamental es la redacción del Diario de Sesiones, publicación que tiene por objeto poner a disposición del lector lo ocurrido en los debates parlamentarios con la máxima integridad, fidelidad e imparcialidad.


Método taquigráfico de don Luis Cortés Suaña

Si queremos cumplir este objetivo el taquígrafo, en primer lugar, deberá estar presente físicamente en la sala donde se celebre la sesión puesto que, de otro modo, aunque existan grabaciones, se perdería una información valiosísima para entender cabalmente el Diario de Sesiones, como intervenciones fuera del uso de palabra, que en ningún modo quedan registradas por ningún sistema de grabación; gestos de oradores que denotan asentimiento, contrariedad, sorpresa, disgusto, etcétera, y que se deben reflejar en el Diario de Sesiones, aunque en muchos casos escapan a la grabación de imagen; incidentes en la tribuna pública; cambios en la Presidencia; y un largo etcétera que sería tedioso relatar aquí.


D. Francisco de Paula Martí, inventor de la taquigrafía española
En segundo lugar, y más importante, el taquígrafo debe convertir un discurso oral en texto escrito, y ambos registros son diametralmente opuestos porque cada uno tiene sus propias características. En ocasiones se piensa que los Diarios de Sesiones son reflejo literal absoluto de los discursos, pero nada más lejos de la realidad. ¿Acaso esto supone alterar el contenido de los debates? En absoluto, porque el taquígrafo sabe hasta dónde puede llegar y qué nivel de intervención debe tener con las palabras que el orador le ha confiado. Así, respetando al máximo el contenido y el estilo de quien interviene, el taquígrafo deberá subsanar errores inevitables en el fragor dialéctico, como suele ocurrir con las concordancias, las conjugaciones verbales, las citas, incluso en ocasiones hasta con los propios conceptos. Esta tarea, para ser desempeñada correctamente, requiere del taquígrafo una gran formación cultural e intelectual, pues de nada serviría escuchar un discurso si no se entendiera, siquiera mínimamente, lo que el orador está transmitiendo. Solo si el taquígrafo sabe de qué se habla podrá, en su labor de intermediación, ponerlo correctamente a disposición del lector.

Al margen de lo expuesto, la taquigrafía padece otro gran problema: la formación. Igual que ocurre con la mecanografía, esta técnica ya no se enseña más que en contados centros privados, como la Federación Mecanográfica y Taquigráfica Española (www.fmte.es). Esto significa que son muy escasos los alumnos que se deciden a estudiar taquigrafía, y de estos, son todavía más escasos los que terminan sus estudios con una formación adecuada.

Taquígrafos en el Senado

En conclusión, ¿qué importancia tiene actualmente la taquigrafía en España? Con todo mi pesar debo reconocer que muy poca, limitada como está a las Cortes Generales, a alguna asamblea parlamentaria de comunidad autónoma, a algún ayuntamiento y a algunas empresas privadas que aún se sirven de esta técnica bicentenaria en su ámbito administrativo. Si a esto le añadimos lo ya expuesto en cuanto a la formación, es evidente que la pervivencia de esta técnica es más que dudosa.

No obstante, debo insistir en que la taquigrafía es un medio, no un fin en sí misma. Es la capacidad para redactar, para pasar de registro oral a escrito, lo que debe caracterizar el trabajo taquigráfico, y si esta técnica se ve superada por las nuevas tecnologías y los modernos sistemas de grabación, prescindamos de ella, pero no de la figura de un profesional caracterizado por su dominio del idioma en todas sus facetas, con una gran formación cultural e intelectual y con un elevado sentido común para adentrarse en el pensamiento de un orador y captar perfectamente el mensaje que nos transmite. Junto a ello, el taquígrafo, el redactor, o como quiera que se le denomine, deberá manejar perfectamente, entre otras herramientas, los tratamientos de texto, los programas de edición, Internet y las nuevas tecnologías que la ciencia pone al alcance de todos y que son necesarias para desempeñar su función con la máxima perfección e inmediatez

miércoles, 22 de mayo de 2013

¿QUÉ IMPORTANCIA TIENE ACTUALMENTE LA MECANOGRAFÍA?



Esta palabra, mecanografía, ha perdido la vigencia que tuvo no hace tantos años. Hoy se habla más de tratamiento de textos, pero no de mecanografía o, como lo define el diccionario, arte de escribir a máquina. En otro momento me referiré a la historia de esta técnica, pero ahora me interesa detenerme en una paradoja: hay más teclados con clave qwerty que nunca (consultas médicas, hogares, comisarías, incluso teléfonos móviles, etcétera) y, sin embargo, los verdaderos mecanógrafos prácticamente no existen. Con la irrupción de los ordenadores han dejado de existir las entrañables academias de barrio, la mecanografía en Formación Profesional ha desaparecido y lo que sí proliferan son métodos para aprender vía Internet, aunque sus resultados dejan mucho que desear.

Campeonato mundial de mecanografía
Los jóvenes están muy acostumbrados a los teclados, pero ya no se ejercitan como mecanógrafos, y es que  mecanografía es mucho más que teclear: es técnica, velocidad y perfección. En los campeonatos mundiales (ver www.intersteno.org) se consiguen velocidades superiores a las 800 pulsaciones por minuto mantenidas durante media hora, con menos de cinco errores en esos treinta minutos (cada error penaliza con cien pulsaciones), logros que solo se consiguen con un buen método, un buen profesor, un buen teclado (no todos son iguales), un buen entrenamiento y una determinada capacidad personal.

Hoy es común ver mecanografiar a médicos, informáticos, periodistas, policías, estudiantes, profesores o incluso administrativos utilizando únicamente dos o tres dedos de cada mano, con lo que ello implica en cuanto a rendimiento traducido en tiempo empleado, imperfecciones en los textos y energía desaprovechada. Esta situación es muy llamativa porque supone cerrar un círculo mecanográfico. Me explico. Los primeros mecanógrafos utilizaban únicamente uno o dos dedos de cada mano. Con el paso del tiempo la técnica se fue perfeccionando y, gracias al uso de los diez dedos, la velocidad y la perfección fue en aumento. La irrupción de los ordenadores provocó, como se ha explicado, la falta de formación mecanográfica, por lo que en la actualidad los usuarios de teclados con clave qwerty han vuelto a los orígenes, a sistemas bidactilares, que inevitablemente llevan asociados menos velocidad y más imperfección.

D. Ángel Liébana
Aunque parezca increíble, sigue existiendo una Federación Mecanográfica, radicada en Madrid (www.fmte.es), único centro que mantiene viva la esencia de esta técnica. Su fundador, don Ángel Liébana, dedicó toda su vida al arte mecanográfico, fue campeón de España y del mundo, escribió numerosos tratados sobre mecanografía y consiguió desarrollar una metodología capaz de obtener el máximo rendimiento de una máquina de escribir. ¿Acaso esto ya no es aplicable a un ordenador?


Clave qwerty
Por el momento, la clave mecanográfica en aquellas antiguas máquinas sigue siendo la misma que en los más modernos ordenadores, es decir, la disposición del teclado según la clave conocida como qwerty sigue siendo idéntica, luego operar sobre estos teclados en nada difiere de hacerlo en las antiguas Underwood, Remington u Olivetti. Sin embargo, insisto, la mecanografía ha sido arrinconada y, desde mi pesimista punto de vista a este respecto, puedo considerar que esta situación terminará con la desaparición de la mecanografía entendida como técnica orientada a conseguir del teclado la máxima velocidad y perfección.

Tras estas reflexiones conviene volver a la pregunta inicial: ¿qué importancia tiene actualmente la mecanografía? Para las administraciones educativas, ninguna, porque no aplican ningún esfuerzo por desarrollarla. Para el mundo empresarial, escasa, porque parece ser que lo importante es escribir documentos de cualquier naturaleza independientemente del tiempo que se emplee -"¡Qué más da, si al final el informe o el expediente estarán hechos!"- No obstante, ¿alguien se ha parado a pensar cuánto tiempo se podría ahorrar contando con alguien que, entre otras cualificaciones, fuera un buen mecanógrafo? La consecuencia es que los usuarios de un teclado seguirán perdiendo tiempo y peleándose con qwerty, cometiendo errores sin saber que todos tienen un motivo y que absolutamente todos son subsanables.












En fin, sobre este aspecto, insisto, soy más bien pesimista. Aprendí mecanografía con doce años, he estado toda mi vida rodeado de teclados mecanográficos y el dominio de esta técnica me ha permitido competir en campeonatos mundiales y acceder a puestos de trabajo que, de otra manera, me hubiera sido imposible conseguir. Durante un tiempo pensé que informática, tratamiento de textos y mecanografía formarían una inmejorable alianza y que el nivel mecanográfico aumentaría considerablemente. Hoy la realidad me demuestra que no es así. Incluso en algunas oposiciones la velocidad exigida actualmente es inferior a la que se pedía con máquinas de escribir convencionales.Le estoy muy agradecido a esta técnica y me apena ver la situación en la que se encuentra, pero no se puede luchar contra el concepto de que nuevas tecnologías y mecanografía son incompatibles. ¿O realmente no lo son tanto?

miércoles, 8 de mayo de 2013

PRESENTACIÓN DEL BLOG

Asterio Mañanós. Taquígrafos en el Senado.


Mecanografía, taquigrafía y estenotipia. Estas tres actividades han ocupado gran parte de mi vida, y por eso les debo este trabajo. He sido dos veces campeón mundial de estenotipia, dos veces subcampeón mundial de mecanografía y dos veces campeón mundial de la prueba combinada mecanografía-estenotipia. He dedicado muchas horas a estudiar cómo conseguir la máxima velocidad y perfección en estas materias. Asimismo, he escrito artículos y libros sobre la historia de la taquigrafía y su desarrollo en España. Ahora toca devolver lo que tanto he recibido gracias a estas técnicas.

En este blog se podrá encontrar información y opinión sobre taquigrafía, mecanografía y estenotipia en sus distintas vertientes: historia, formación, técnica, velocidad, perfección, pasado, presente y futuro.

Asimismo, serán continuas las referencias al Cuerpo de Redactores Taquígrafos y Estenotipistas de las Cortes Generales como máximo exponente de esta profesión.

Con esta iniciativa pretendo mostrar lo que han sido estas tres técnicas en el pasado, lo que son en el presente y lo que se puede esperar de ellas en el futuro. Estoy convencido de que, dado el servicio que nos han prestado, se merecen este esfuerzo.