En España, a comienzos del siglo XX, un nuevo invento, la máquina de escribir, revolucionó el trabajo administrativo e inundó todos los despachos y oficinas con un repiqueteo inconfundible, hoy ya olvidado. La máquina de escribir, o mecanógrafo, como entonces se denominó, era operada por un mecanografista cuyos conocimientos para obtener verdadero rendimiento con esta nueva herramienta eran muy rudimentarios, ya que la mecanografía de entonces, el arte de escribir a máquina, era prácticamente inexistente.
Poco a poco aquellos primeros mecanografistas fueron dominando las máquinas de escribir y el rendimiento obtenido, traducido en velocidad y perfección, fue continuamente en aumento.En España los métodos mecanográficos más difundidos han sido aquellos denominados de guía fija, es decir, basados en mantener los dedos en una determina fila (en algunos casos incluso en unas determinadas teclas, generalmente la a para la mano izquierda y la ñ para la mano derecha), de manera que tomando como referencia esa fila (generalmente la central, asdfg hjklñ), el mecanógrafo era capaz de desplazarse por el teclado sin cometer errores debido a que con unos ejercicios específicos era capaz de tomar las distancias de esa fila guía respecto del resto del teclado.
Un ejemplo de esta metodología lo constituye el archiconocido método Caballero, o los métodos que normalmente circulan por internet.
Frente a ellos, otra concepción mecanográfica es aquella que considera una guía móvil, es decir, que no hay que tomar como referencia una determinada tecla o fila, sino que esa referencia puede ser cualquier tecla (método seguido mayoritariamente en los campeonatos mundiales de mecanografía, como por el señor Liébana o la señora Margarita B. Owen, campeona mundial de mecanografía a comienzos del siglo XX).
No es este el foro adecuado para analizar a fondo una u otra concepción mecanográfica, pero sí conviene recordar, sobre todo a aquellos que estén preparando oposiciones con exigencias mecanográficas, que esta técnica no se domina únicamente con práctica, como se suele leer frecuentemente en los foros.
La mecanografía es básicamente técnica, y para dominarla es conveniente fijarse en los siguientes aspectos: posición ante el teclado, digitación, método (que debe llevar al automatismo y la anticipación), entrenamiento adecuado (no solo práctica), análisis de errores y, para quienes se someten a exámenes mecanográficos, técnicas de concentración.
Por ejemplo, las Cortes Generales acaban de convocar veintidós plazas para el Cuerpo Administrativo. En las bases de esta convocatoria se exige una prueba mecanográfica que consiste en copiar durante quince minutos un texto a una velocidad mínima neta de 280 pulsaciones por minuto. En principio puede parecer una velocidad al alcance de cualquiera, como insisto que puede leerse en los foros, pero una reflexión acerca de esta cuestión demostrará que esta percepción es equívoca y puede llevar al fracaso a gran parte de los opositores.
Como bien dice la convocatoria, se exigen 280 pulsaciones netas. Ahora bien, ¿qué porcentaje de errores permite el tribunal? ¿Cuántas pulsaciones de penalización tiene cada error? Solo conociendo estos datos la cifra de 280 pulsaciones netas tiene verdadero valor. Pongamos un ejemplo. Un opositor que mecanografía a 350 pulsaciones por minuto obtendrá en 15 minutos 5250 pulsaciones brutas (15 x 350). Si el tribunal solo permite un 1% de errores (1% sobre 5250 = 52.5 faltas) y penaliza con 20 pulsaciones por error (penalización total de 1050 pulsaciones, es decir, 52,5 x 20), obtendría 4200 pulsaciones netas (5250 - 1050), que entre quince minutos de prueba constituyen las 280 pulsaciones netas, es decir, el mínimo exigido por el tribunal.
Ahora bien, ¿acaso el opositor conoce estas previsiones de un 1% máximo de errores o 20 pulsaciones de penalización por error? Lamentablemente no. El opositor está en manos del tribunal, que será el que decida, primero, cuántas personas a priori van a aprobar la prueba mecanográfica, y posteriormente adaptará el baremos de corrección a ese número. En consecuencia, ¿de qué vale ese dato de 280 pulsaciones netas?
La conclusión es evidente: el opositor deberá buscar la excelencia, no limitarse a esa cifra hipotética de 280 pulsaciones netas, sino buscar, como mínimo, 400 pulsaciones brutas por minuto y no más de un 0,5% de errores (30 errores como máximo).
Es fácil que a esta oposición se presenten entre tres mil y cuatro mil personas, y entre ellas habrá mecanógrafos malos, regulares, buenos y muy buenos. El que únicamente se limite a practicar tendrá que enfrentarse inevitablemente a algunos que no solo practican, sino que tienen método, profesor, análisis de errores, buena posición ante el teclado, perfecta digitación, es decir, se pondrá de manifiesto una vez más lo que implica preparar bien o mal una oposición.
campeonato mundial mecanografía Praga 1963 |
Mi objetivo haciendo esos comentarios es único: poner de manifiesto que la mecanografía va más allá de la simple práctica con cualquier método, como se ha considerado durante muchísimos años. Buena prueba de ello son los campeonatos mundiales (www.intersteno.org), donde mecanografiar a 500, 600, 700 u 800 pulsaciones netas por minuto durante media hora es lo común, y eso no se consigue solo practicando.