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lunes, 21 de octubre de 2013

ADIÓS, TAQUIGRAFÍA, ADIÓS.

Calle Marqués de Cubas, Madrid

En 1802, por obra y gracia de don Francisco de Paula Martí, comenzaron las clases de taquigrafía en España, concretamente en la entonces denominada calle de El turco (hoy Marqués de Cubas), en Madrid. Desde entonces esta técnica ha prestado unos servicios impres-cindibles para, gracias a los Diarios de Sesiones parla-mentarios, conocer la historia política, social, económica y parlamentaria de España.



En principio estas clases contaron con el apoyo del Gobierno y poco a poco fueron abriéndose cátedras y academias taquigráficas en toda España. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XIX, como consecuencia de una reforma educativa, la taquigrafía dejó de enseñarse en centros públicos, siendo la iniciativa privada la única interesada en mantener esta especialidad. 

Los taquígrafos de estos últimos doscientos años lucharon enconadamente por mantener la enseñanza estenográfica, materia que, por otra parte, siempre estuvo en entredicho ante inventos como el grabador de voz, la estenotipia, la televisión o el vídeo. Sin embargo, a pesar de este continuo que viene el lobo, la taquigrafía, aunque cada vez en ámbitos más reducidos, seguía manteniendo su vigencia tanto por ser enseñada en formación profesional como por ser exigida en las oposiciones a los cuerpos administrativos del Estado y, sobre todo, en los cuerpos de taquígrafos de diversos ayuntamientos, comunidades autónomas y de las Cortes Generales.
Signos taquígrafos en la Federación
Mecanográfica y Taquigráfica Española

En la actualidad son mínimas las instituciones públicas que exigen el conocimiento taquigráfico a sus funcionarios, como las Cortes Generales, que sí seguían manteniéndola para su Cuerpo Administrativo y su Cuerpo de Redactores Taquígrafos y Estenotipistas.

De lo expuesto anteriormente es fácil deducir que los centros de formación, siempre privados, también eran muy escasos, destacando entre ellos la Federación Mecanográfica y Taquigráfica Española, situada en la calle Hermosilla de Madrid.


Lamentablemente, el lunes día 23 de septiembre de 2013, las Mesas conjuntas de las Cortes Generales decidieron suprimir la taquigrafía para el acceso al Cuerpo Administrativo, lo que supone de hecho, y siempre desde mi punto de vista, la desaparición de esta técnica bicentenaria, simplemente porque nadie querrá aprenderla (¿para qué?) y, por lo tanto, nadie querrá enseñarla.





Lo triste de esta decisión no es tanto la supresión de la taquigrafía (las Mesas son soberanas para hacerlo, por supuesto), sino la absoluta falta de sensibilidad para quienes llevan dos y tres años preparándose en taquigrafía, gastando tiempo y dinero para conseguir un puesto como funcionario del Cuerpo Administrativo de las Cortes Generales. Considero, con todos mis respetos hacia las Mesas, que esta decisión podría haberse comunicado de antemano y hace tiempo a esos opositores.


Insisto en que no entro a valorar la pertinencia o no de la decisión, y para ello me remito a un artículo de este mismo blog sobre la importancia actual de la taquigrafía. Únicamente quiero poner de manifiesto mi tristeza por la desaparición, justa o no, de una técnica tan bonita, tan antigua y que tanto nos ha ayudado a comprender el pasado. 

Notas tironianas. Origen de la taquigrafía.
Taquígrafos en el Senado.










¿Qué ocurrirá ahora con los taquígrafos parlamentarios? Interesante debate, aunque imagino que será el propio Cuerpo el más interesado en aclarar esta situación y velar por su futuro. ¿Dejaremos de ver en el Congreso de los Diputados y en el Senado a los tradicionales taquígrafos y estenotipistas?

Al finalizar el siglo XIX uno de los taquígrafos más importantes de España, don Luis Ricardo Cortés, dejó escrito al siglo XX, que estaba a punto de empezar: "Quiero que cuando tú cedas el puesto al otro siglo, el XXI, los iberoamericanos solo empleen como medio para comunicarse por escrito la estenografía."

Signos taquigráficos
A la vista está que su vaticinio no solo no se cumplió, sino que está a punto de ocurrir todo lo contrario, la absoluta desaparición de la taquigrafía. A pesar de todo, creo que es de justicia el reconocimiento a don Francisco de Paula Martí por inventar algo tan útil y maravilloso, así como a todos los que de una u otra forma se relacionaron con la taquigrafía y pudieron comprobar su importancia.

Gracias, y adiós, taquigrafía, adiós


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